domingo, 18 de abril de 2010

Microcuento: CAMBIO

¡Acelera!; exclamaba siempre entusiasmado para animar. Así pretendía que fuéramos inexorables en la puntualidad y primeros en afrontar una prueba o en disfrutar cualquier evento. Era su comportamiento habitual desde el comienzo de nuestra amistad en la adolescencia. Por eso me sorprendió comprobar, que últimamente para todo, venía empleando cierta desidia y una inusual demora. Cuando decidí hacerle la pertinente observación, retardando también la contestación, me dijo: -cuando en la meta comienzas a no encontrar la ilusión deseada, prefieres que el camino se alargue, para postergar la decepción-. No volví a verlo, tal vez su marcha fue lo que finalmente apresuró.