No, claro que no queremos abandonarlo--, -pero tienen que hacerlo-, insistió el empleado de seguridad, añadiendo, -este espacio es para los que aguardan a sacar billete-. Los dos ancianos habían encontrado allí el sitio confortable para consumir las interminables horas de las mañanas invernales. Mientras contemplaban el trasiego de convoyes y viajeros, esforzando sus debilitadas mentes, recordaban el ya alejado trajín de sus vidas. Observando el incesante desfile de personas, portadoras de ansias y preocupaciones, aun despiertos, soñaban formando parte de aquel carrusel. Ignorando el espejismo, decididos, convinieron adquirir un billete, pero la incertidumbre surgió al consultarles si lo querían solo de ida.
miércoles, 13 de febrero de 2013
domingo, 10 de febrero de 2013
"Un chato y una banderilla" publicado en la web del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Salamanca ha publicado los relatos galardonados con el primer y segundo premio en el I Certamen de Relatos Cortos de Navidad. Podéis descargar el relato "Un chato y una banderilla" en este enlace ubicado en el canal de Mayores de la web municipal:
En el blog ya fue publicado en la entrada que podéis leer y descargar aqui.
En el blog ya fue publicado en la entrada que podéis leer y descargar aqui.
miércoles, 23 de enero de 2013
De nuevo artificios
http://www.corteycostura.com/ |
Con cuidado para que no se les caigan los alfileres, -le ordenó autoritario-, sí, porque habría que tomar de nuevo medidas al cambiar constantemente el patrón, -respondió sumiso el adlátere mientras sostenía aquellos mamotretos-. La ímproba labor, encaminada a engañar de forma fraudulenta a los de siempre, estribando entre un complejo encaje de bolillos y la indisimulada actitud de un trilero, no lograba resultados. Ni “alfileres” ni “pinzas” conseguían ahormar las propuestas, que el agotado sistema preconizaba, siendo enérgicamente rechazadas. El preboste, considerándose magnánimo e incomprendido, desarbolado, ya no sabía a que apelar, entonces, ante tal desamparo, el servil subordinado le sugirió: ¿Porqué, como antes, no recurre a las “presas”?
jueves, 3 de enero de 2013
¡Allá van!
celiesportravel.com |
Déjala a ella que sea pájaro, le dije, añadiendo, ya se desengañará cuando después de ir volando de nube en nube, el impacto del aterrizaje le obligue a olvidar sus fantásticas ensoñaciones. Esta consideración que le hice, coincidiendo con él pasados unos días, confié que había contribuido a recuperar su ánimo, pues lo vi eufórico y con otro semblante. Después de indicarle que me reconfortaba advertir su nuevo estado, mi sorpresa entonces no tuvo parangón, ilusionado, me dijo: Pues sí, sabrás que ella, razonándomelo sabiamente, ha conseguido convencerme, el lunes comenzamos los dos un curso de paracaidismo.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Feliz Navidad
En estos tiempos tan convulsos, la mano de Fray Luis de León parece querer apaciguar nuestros ánimos y traernos algo de serenidad para nuestros afligidos espíritus.
Gracias a todos nuestros seguidores. Os aseguramos que en 2013 seguiremos intentando mantener vuestro interés por el Arte, la Historia y la Literatura.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Entrega de premios del I Certamen de Relatos Cortos de Navidad
Ramón García Martín ha obtenido el segundo premio en el I Certamen de Relatos Cortos de Navidad para personas mayores organizado por el Ayuntamiento de Salamanca por su relato "Un chato y una banderilla". La entrega de premios ha tenido lugar en el Centro Tierra Charra con la presencia del alcalde de Salamanca.
En los medios:
martes, 11 de diciembre de 2012
Un chato y una banderilla
Este relato ha obtenido el segundo premio en el I Certamen de Relatos Cortos de Navidad convocado por el Ayuntamiento de Salamanca. Os lo facilitamos en versión blog, pdf y libro electrónico issuu.
Calixto, a pesar de que ya habían transcurrido algunos años desde su jubilación, tenía, desde su juventud, un gran interés, respecto a todo lo que concernía al mundo del trabajo, así como a lo que afectaba a la clase social en la que, aun ostentando la condición de pensionista, se consideraba plenamente integrado.
Por la ambigüedad del término, nunca le gustó que se denominara “clase media” al grupo social en el que se tendía a encuadrar a la mayoría de familias como la suya, pues a su manera, interpretaba que pertenecía a una clase abnegada y trabajadora que a base de un continuado esfuerzo había logrado un bienestar, que aun siendo modesto, hubiera sido impensable para sus progenitores.
Este hombre, aparte de sus cualidades profesionales, era honrado, cabal y trabajador. Aquella tarde, preludio de las inmediatas fiestas navideñas, atribulado, como desde hace tiempo venía siendo habitual, por las noticias que fluían del receptor de radio, se disponía a descabezar el sueñecito que seguía a la sobremesa. Acababa de compartir la comida además de con Amparo, su mujer, con su hija Carmina y la pequeña Sofía, su querida nieta.
Mientras que con los párpados ya cerrados, Calixto esperaba que Morfeo le acogiera en sus relajantes dominios, no pudo impedir oír como ya en la puerta se despedían de Amparo, su hija y su nieta. Entonces fue cuando escuchó la encomienda que, con su voz cantarina, la nieta de forma precisa le hacía a la abuela. Sofía, insistiendo de manera reiterada, le recordaba las características, y sobre todo, la marca del regalo que le había pedido para la inmediata Navidad. Por lo que él, con anterioridad, había podido captar, el regalo navideño de casa de los abuelos tenía que ser tal como el que, de forma detallada, ella y mamá, habían dejado apuntado en una nota que se hallaba adherida en la puerta del frigorífico.
Escuchada la pormenorizada advertencia de la nieta, Calixto, esgrimiendo una tibia sonrisa a la vez que un gesto negativo y diciéndose, - Me cachis, que tiempos, esto realmente es increíble-, acometió el empeño de enganchar la cabezadita de la siesta. Pero aquella tarde no le resultó sencillo, pues el motivo que había originado la reciente y breve reflexión, le transportó a recordar una Navidad de hacía tantos años que ya le resultaba complicado determinar cuántos.
Confortado y soñoliento, en su añoso pero cómodo sillón de mimbre, se comenzó a ver caminando, una mañana especialmente fría de Diciembre, hacia la vetusta escuela, con las orejas llenas de sabañones y con los pies, helados, calzando unas desgastadas botas que le hacían sentir la dureza del barro congelado, pues este era el precario firme que en aquella lejana época caracterizaba las calles de casi todas las barriadas de la periferia de la ciudad.
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