¡¡Tachán!! , oyó exclamar a Jaime desde la cocina, y cuando Maruja acudió, comprobó que por fin, iba a montar el mueblecito que para la galería del hipotecado piso habían adquirido hacía tiempo. Le dijo, -proporcióname la caja de herramientas y acabaré en un “plis-plas”-. Después de atenderle retomó sus quehaceres, esperando oír la “arquimedeana” exclamación, ¡¡Eureka!! . Confiaba que para él, la recurrente caja, sería el equivalente al punto de apoyo que demandaba el griego para levantar el mundo. Escuchando reiterados “juramentos”, pronosticó: la adquisición no cabe o habrá que demorar la obra. Era que concluido el montaje, Jaime no podía salir.
1 comentario:
Una divertida manera de hacernos ver nuestra incapacidad.
O la mejor forma de complicarnos la existencia... con el brocolaje o con todo lo demás.
Encantada de volver a leerte.
Abrazos,
S.
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