jueves, 29 de julio de 2010

Microcuento: OLVIDO

La cena se enfriaba en la mesa, discutiendo no acertábamos con la trascendental decisión que a nuestros preocupados hijos habíamos prometido adoptar allí. El camarero observaba nuestros intermitentes silencios. Después de un nervioso carraspeo ella me dijo, “podíamos irnos, y paseando pensarlo mejor”. Entonces le respondí, si la vez anterior resultó y fue muy satisfactorio para los dos, ahora no tenía porque no ser igual. “Sí, -añadió ella-, pero en aquel viaje ni tú tenías el marcapasos, ni yo la prótesis en la cadera, olvidas que ahora no es la luna de miel sino las bodas de oro”. Al final, el postre fue lo único exótico.


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miércoles, 21 de julio de 2010

Microcuento: ALIVIO

La de los días de lluvia, su sensación era relajante. Le gustaba escuchar discurrir el agua, el olor a humedad, y experimentar cierta intimidad bajo el cobijo del paraguas. Así caminaba, meditando y dubitativa respecto la cita que tenía concertada. Al volver una esquina el paraguas se le dio la vuelta, un autobús la salpicó, y al retroceder la obligó a pisar un charco rompiéndosele un tacón. No se contrarió, se quitó los zapatos y adentrándose en un parque cercano reflexionó, “la lluvia no puede enviarme un mensaje equivocado”. Desistió de la cita, de cuyo éxito ahora desconfiaba, y como la lluvia, el alivio la empapó.

jueves, 1 de julio de 2010

Microcuento: COINCIDENCIA

Ese tic tac que escuchamos hace rato, ahora después del desastre, comprendo que era el aviso. Me equivoco haciéndote caso y así se suceden los percances, Necesariamente todo cambiará, con tu casa inundada y los vecinos acechándote, tendremos que irnos a la mía. Se acabó dejar el cigarrillo encendido encima de la mesilla, los electrodomésticos enchufados y las distintas llaves sin comprobar. Sí, a la fuerza, -dijo él-, ¿pero has dicho a tú casa?, claro, ¿sino. . .?, -contesté-, me habías dicho que ahora la utiliza tú “ex”, -me recordó-, sí, pero a él no le importará, siempre que observes el orden doméstico, -y añadí-, era nuestra única coincidencia.