viernes, 25 de noviembre de 2011

Jerogríficos, no.

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La noche es una estrella en tu cucharilla, al escucharlo, en un recóndito lugar empolvado de su atribulado corazón, creyó experimentar una tenue emoción. Examinando el pequeño cubierto como si de un oráculo se tratara, no deseaba contemplar la luz del poético cuerpo celeste, sino desentrañar el críptico mensaje. Había sido ya, receptora de muchos de difícil interpretación, y ahora deseaba no equivocarse. A él, más veces de las merecidas, le había pedido que fuera para ella, sincera y definitivamente, el alba en su vida, no solo la noche, pero frustrada, de nuevo advertía que el menú que le ofrecía, se difuminaba en el éter de la ambigüedad.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Fatalidad

Tal vez si hubiera preguntado dónde, se recriminaba desorientado, envuelto el corazón en la bruma de sus sencillas ilusiones. Oyendo abrir una puerta, consultó al que lo hacía, pero sin contestar, éste se apresuró a cerrarla. Viendo a alguien asomado a una ventana quiso preguntarle, el cierre inmediato fue la respuesta. Tampoco obtuvo resultado dirigiéndose a un anciano y apacible viandante, si bien le informó, que él había comprobado, que encontradas algunas puertas, con frecuencia su hermetismo las hacía inexpugnables. Regresó acompañado de la frustración, las puertas de la esperanza y de la felicidad, la fortuna, una vez más, no había querido precisarle dónde se hallaban.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Nunca es tarde.

¿Y cuándo será el incendio?, -preguntó al director-, él, dubitativo, esgrimió un gesto inexpresivo. Últimamente los que le frecuentaban estaban alarmados, pues insistía anunciando los deseos de eliminar el lastre que le impedía realizar sus ya añejos sueños. Confesaba, que íntimamente había sentido siempre la atracción por disfrutar la experiencia de la vida incierta y bohemia, y convivir con personas portadoras de inquietudes diferentes a las suyas. Ahora, sin familia cercana, ni responsabilidades, pensaba que era el momento inaplazable. Bueno, Don Arturo, -reconviniéndole amigablemente le dijo el director-, pero antes indíquenos: ¿Qué hacemos con su extensa documentación académica, y dónde instalamos a sus viejos compañeros?.