miércoles, 15 de febrero de 2012

Un juego para cada época

Al diablo, cuando empleando esta expresión, enfurruñado, cerraba la puerta del habitáculo que desde su jubilación destinaba para sus hobbies, era porque no conseguía resolver algo. Apenas incorporado a la mesa para cenar, sorprendiéndome, la abandonó, adentrándose de nuevo en su laborioso e impenetrable aposento. Inquieta por la demora en salir, golpeé tímidamente la puerta, y tras una interminable espera, abriendo, me dijo con infantil alegría: “ya tengo mi regalo”. Había logrado recomponer el enorme puzle, en el que hacía años, se había convertido el antiguo scalextric de nuestros chicos, quienes ahora tenían para distraerse otro juego más complicado, la vida.