viernes, 27 de noviembre de 2009

Microcuento: RECONOCIMIENTO

Cielos, como brilla hoy el valle, pero mi alma y mi espíritu están en penumbra. El camino ceñido por la jara, me lleva con otros invadidos por igual sentimiento. Quien motiva tan triste marcha, fue luz incansable, incomodo pero acertado consejero, sabio, sencillo, ejemplar. Su felicidad era contemplar el lento germinar del fruto de su ilusionada siembra. La senda siendo larga se hace corta, pues afloran emocionados recuerdos entrañables. La huella por él dejada será perenne, y su nunca pretendido triunfo. Regresando a la fría convivencia de la ciudad, me reconforto rememorando y sintiendo el calor que imprimía a aquella rústica escuela ése maestro recién enterrado.

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