domingo, 6 de diciembre de 2009

Microcuento: TRISTE CONFUSIÓN


El hombre luce una inquietante sonrisa, puede que solo sea su extraña indumentaria, lo observo manteniéndome a prudencial distancia, el traqueteo del movimiento involuntariamente me aproxima. Escudriñando su rostro disimuladamente, empieza a no serme del todo desconocido, pero prevalece mi actitud preventiva. Acercándonos al intercambiador él ajusta su peculiar ropaje, mirándome sonríe, insinuando un saludo o comentario. Nerviosa y azorada, al abandonar el vagón tropiezo cayéndoseme en el andén el bolso, él suavemente me sujeta y me ayuda a recogerlo. Aun temblando y sorprendida, me dice: –Isa, yo no conseguí aprobar la oposición, ahora ejerzo de hombre-anuncio, anhelando aun lograr algún día proclamar tú amor.



No hay comentarios: