jueves, 1 de septiembre de 2011

Una sabia lectura


Ella sabrá lo que hace, espero. La hora del trabajo está próxima, y ni la ropa ni el desayuno están preparados. Haciendo tímidos ruidos merodeo en el dormitorio, aun así, permanece en la cama sin indicios de que vaya abandonarla. Si bien su afición a las lecturas más diversas, a pesar del cansancio de sus también duras jornadas, hace que demore su abandono en los brazos de Morfeo, eso no impide que sea la primera en levantarse. Esta consideración hace que aumente mi preocupación. Finalmente, la taquicardia me acecha, cuando en la mesilla veo el título del libro, “Abstente de dar y comienza a pedir”. 

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