jueves, 29 de diciembre de 2011

Juez y parte


No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, estaba entreabierta y dentro aparentemente vacio. Le inquietaba lo que allí venía ocurriendo, que próximo al lugar que él ocupaba, le impedía conciliar el sueño. Escuchaba durante la vigilia un constante e ininteligible monólogo con intermitentes exclamaciones de quien lo habitaba. Escrutando superficialmente su aspecto, no había conseguido encajarlo en un perfil concreto, estableciendo dispares conjeturas. Incorporándose a su trabajo en el tribunal, prevaleciendo el malestar y la intriga, vio, no sin sorpresa, comparecer al que perturbaba su sueño. Después de exponer éste admirablemente su farragoso tema, él se sintió satisfecho, el aprobado sería justo y nunca una concesión interesada.

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