Por fin quietas, -exclamó agradecido-. Caminando arduamente, buscando así liberarse de la presión y adrenalina acumulada por el torbellino de las últimas vivencias, lo habían acompañado. Comenzando la ascensión, sus formas y tonalidades se mostraron amenazadoras. Más arriba, dispersándose componiendo gráciles figuras, lo estimularon para no interrumpir su propósito. Próximo a la cumbre, respirando ya con dificultad, hicieron un súbito movimiento, insuflándole aire y el aliento que comenzaba a flaquearle. Finalmente, disfrutando de la paz y quietud que perseguía, observándolas reflejadas en aquellas aguas glaciales, apreciaba que esas nubes ahora inmóviles, en su discurrir, habían trazado el complicado itinerario de su turbulenta vida.
1 comentario:
Interesante relato... me recuerda un cuento de Hesse, algo más largo y acabado, pero me lo recuerda.... como aquello de que "todo lo que sube...."
Publicar un comentario